No importa lo que digan de los salvos. Han pasado por la obra de fuego que prueba la materia de la que están hechos, y por eso se convirtieron en ministros del Nuevo Testamento (2 Corintios 3.6). Una de las misiones del Todopoderoso en nosotros es mostrar a todos el plan del Misterio, que es Cristo el Señor, quien ha estado escondido por todos los siglos en Dios. Él es el origen de la creación y subsiste por Su inmenso poder (Colosenses 1.13-17).

Todas las cosas, tanto en el mundo visible como en el invisible, fueron creadas en Cristo, el Misterio. La Palabra de Dios habla de esto: «Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.» (S. Juan 1.3). La capacidad del Hijo de Dios para obrar en el pasado y en nuestros días es inconmensurable. Nadie se compara con Jesús, quien se encarnó, nació de una virgen, para salvar a la humanidad. ¡Él es mucho más de lo que podemos imaginar!   

A nosotros, personas que no somos figuras prominentes del mundo, se nos ha concedido la gracia de salir por el mundo y proclamar que Jesús es la solución a los problemas de la humanidad y que guiará al Cielo a quienes escuchen el Evangelio. De esta manera, los salvos harán la voluntad de Dios tal como el Señor la ha revelado. ¡Hay mucho que hacer por quienes aún no conocen al Salvador!

El Creador depositó Su confianza en nosotros, vasijas insignificantes para quienes aún no han escuchado el dulce mensaje de la cruz. El Todopoderoso hizo esto por los miles de millones de personas que lloran y se lamentan, sin saber dónde pasarán la eternidad. Muchos de ellos viven donde las autoridades se creen lo suficientemente sabias como para ocultar la Verdad, la cual, una vez descubierta, libera a los oprimidos, transformándolos y dándoles paz.

El Señor es rico en misericordia, piedad y poder redentor, que sana alma, cuerpo y espíritu. Hay más en Jesús, el misterio escondido por el Todopoderoso, quien lo ideó y lo formó todo. Él es el sueño y el don de Dios para redimirnos de la caída que llevó a la humanidad a las garras del tentador (Colosenses 1.13). Hoy, somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó y nos redimió (Romanos 8.37). Sea alguien responsable de llevar el amor divino a los perdidos.

Sin la ayuda del Espíritu Santo, nadie comprenderá lo que la Palabra de Dios llama las insondables riquezas de Cristo. En el Salvador, hay remedio para todo mal y solución para todo problema. El Señor es poderoso para transformar su vida, convirtiendo las situaciones más difíciles en oportunidades de gracia. Recibirá la unción para liberar a quienes aún están atrapados en las prisiones del enemigo.

Entiendan que la multiforme sabiduría de Dios debe darse a conocer a las autoridades espirituales de los Cielos, tanto a los principados como a las potestades celestiales (Efesios 1.20-23). ​​Las fuerzas del Infierno intentan hacer todo lo posible e imposible para impedirnos decir que ahora es el momento oportuno para que todos conozcan y amen al Creador de todas las cosas. Dios está en Cristo reconciliando al mundo.

En Cristo, con amor,

     R. R. Soares