EL RETIRO DEL HÉROE

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2024-09-26 03:00:00

 El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón y treinta y tres reinó en Jerusalén.


1 Crónicas 29.27

Cuando previó su partida al hogar celestial, el rey David se dirigió a toda la nación y, por orden de Dios, puso en su lugar a Salomón, su hijo, y luego se fue a la Gloria. David fue elegido por el Cielo y pagó caro por ello, porque Saúl, el gobernante de turno, quería matarlo a cualquier precio. Israel habría perdido mucho si eso hubiera sucedido. Ninguna nación derrotó a Israel en su época, y los que intentaron tal hazaña ¡se convirtieron en tributarios del reino bendito!

Fueron 40 años de seguridad, paz y buena vida. Además de ser un guerrero ejemplar, David era un verdadero adorador y excelente escritor de los Salmos. A través de sus escritos, reconocemos la unción de Dios en su vida. Durante el reinado de su predecesor, los filisteos atormentaron a Israel. Sin embargo, en cuanto empezó a gobernar, llegaron con toda su fuerza y se extendieron hasta el valle de Refaim. David consultó al Señor y los destruyó (2 Samuel 5.17-25).

El amado rey de Israel murió, pero tuvo una buena vejez (1 Crónicas 28.29), ejemplo de lo que sucederá a los siervos de Dios. La Biblia declara: Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos. (Salmo 116.15). Ninguna persona salva debe temer su día de partida, porque sería como negar a Jesús. Hemos pasado por el proceso creado por Dios para venir al mundo y, cuando Él quiera, pasaremos por la muerte física. ¡Él es el Señor!

La Sagrada Escritura afirma que David partió lleno de días (1 Crónicas 29.28), cumplidos según la Palabra. Los siervos de Cristo tienen la esperanza garantizada de que no verán la muerte; en el momento exacto, dejarán este mundo y, en cuestión de segundos, estarán al lado del Señor. Nada es más perfecto que todo lo que el Altísimo ha hecho y determinado. Por eso, ¡nunca deje que el diablo le engañe con ninguna artimaña!

        Según el Libro Sagrado, David dejó atrás riquezas y gloria. Las posesiones materiales se quedaron aquí y las espirituales lo seguirán por la eternidad. Dios es un fiel Cumplidor de Sus promesas, así que no tema el día de su muerte, porque se alegrará cuando entre en el Reino de la perfección. Dios es Señor de todo, incluso de nuestras vidas. Créame: ¡con Jesús podemos descansar y dar gloria!

David sabía que el Altísimo no cambiaría Su Palabra y Salomón, su hijo, reinaría en su lugar, sentado en el trono del Señor. El Padre celestial hará lo que ha prometido, si el hombre persevera en su fe en Él. Como hemos visto, experimentaremos el proceso del que habló Job: Llegarás con vigor a la sepultura, como gavilla de trigo recogido a su tiempo. (Job 5.26). ¿Por qué temer si el Todopoderoso nunca ha mentido? ¡Crea y viva en paz!

Los siervos del Señor han muerto a su tiempo, pero ninguno ha sido abandonado. Según el salmista, nuestros días son como una sombra que se desvanece: Mis días son como una sombra que se va y me he secado como la hierba (Salmo 102.11). Cuando llegue su hora, descanse y vaya feliz. Si está salvo, ¡encontrará a su Amado!

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor de nuestra vida! Está bien que muramos un día, pero si no estamos salvados, el error estará en nosotros. Tú nos das la oportunidad de cambiar nuestro destino enseñándonos a hacer Tu perfecta voluntad. ¡Los sabios serán acogidos con amor!

Cuanto más se acerca el Día, más debemos estar a los pies de Jesús, para que nuestra partida no sea señal de perdición. Si aceptamos a Cristo como Salvador y Señor y no renegamos de Él, ¡iremos a un mundo mucho mejor que éste!

Ahora bien, hasta que llegue ese Día, tenemos que trabajar por un futuro hermoso en la eternidad. Como declaró el profeta Daniel, los entendidos resplandecerán como el firmamento y brillarán como las estrellas para siempre. ¡A Ti sea la gloria!