HERENCIA DE ADÁN

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2025-12-20 03:00:00

Sí, nunca lo habías oído ni nunca lo habías sabido. Ciertamente no se abrió antes tu oído, porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer; por tanto te llamé “rebelde” desde el vientre.


Isaías 48.8

El daño que el pecado de Adán causó a la humanidad es mayor de lo que podemos imaginar. El trastorno fue tan grande que, en la antigüedad, el Padre no pudo revelar cómo seríamos restaurados con la venida de Su Hijo al mundo, cuando pagaría el precio de la caída que nos separó del Creador. Hoy, en Cristo, somos nuevas criaturas y debemos reflejar la imagen del Señor (2 Corintios 3.18), para que otros tengan la oportunidad de conocerlo como Salvador y ser transformados. Desafortunadamente, muchos transmiten enseñanzas que provienen de su propia mente.

Hoy en día, es fácil ser feliz, vivir bien y vivir en comunión con Dios, lo cual ocurre mediante la acción del Espíritu Santo al meditar en la Palabra. Sin embargo, hay quienes no pueden hacerlo porque siguen doctrinas religiosas. Sepan que esta desviación es una acción del enemigo. Jesús nos mostró cómo caminar con Dios. Quienes lo vieron a Él vieron al Padre, y el Maestro hizo todo lo que había visto hacer al Padre (S. Juan 14.9-11). Ver a Cristo nos ayuda a comprender las Escrituras, pues Él es la Palabra viva (S. Juan 1.14).

Para evitar la ira del desprecio humano, el Señor decidió guardar silencio sobre lo que crearía (Salmo 50.21). Debemos buscar en la Biblia, y solo en ella, la verdad sobre lo que Él ha hecho, hace y hará por nosotros. Entonces, podremos apropiarnos de ella para que vivamos bien, disfrutando de Sus maravillosas bendiciones. ¡La conversión nos transformó a la imagen misma de Su Hijo!

Fuimos creados en el Señor para hacer cosas maravillosas, de las cuales antes no teníamos idea. Al conocer Su Palabra, comprendemos que lo mejor en la vida es estar en Jesús, y Él en nosotros, pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2.10). ¡Nuestra recreación se cumplió en el Salvador!      

Habiendo nacido de nuevo y perseverando en seguir las instrucciones de Dios, viviremos libres de la influencia de los espíritus malignos, enviados por las autoridades infernales, quienes insisten en hacernos creer que perderemos la batalla. Ahora bien, Jesús vino al mundo para destruir las obras de las tinieblas: «Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.» (1 Juan 3.8b). ¡Él destruyó el mal por nosotros!

Sabiendo que, sin el nuevo nacimiento, la humanidad actuaría traicioneramente, el Señor nos dio la capacidad de ser fieles en todo. Quienes son salvos y caen en las tentaciones del diablo deben confesar sus errores a Dios y recordar que los pecados confesados ​​son perdonados. Hemos sido limpiados de toda iniquidad (1 Juan 1.9). ¡Crea!

Ya no somos rebeldes —quienes corrompen las buenas costumbres— sino siervos fieles que se comunican con el Padre solo en el Nombre de Jesús. La vieja naturaleza ya no nos gobierna, porque ahora caminamos sacando a la luz las buenas obras. ¡Qué bueno es ser usado por el Señor!

 

En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

    ¡Señor de nuestra recreación! Es imposible medir cuánto pierden quienes no viven conforme a Tu Palabra. No Te conocen, no andan contigo ni practican buenas obras. Están perdidos y vulnerables a caer en las tentaciones del diablo.

       Por otro lado, somos completamente Tuyos. Por eso, queremos conocerte mejor, comprender cómo Jesús realizó Tu obra a la perfección y proponernos alcanzar la meta que nos has trazado.

      Padre, no queremos rebelarnos, actuar con engaño ni deshonrarte. Nos salvaste para ser Tu pueblo y cumplir Tus propósitos, viviendo al máximo nivel espiritual. ¡Te damos gracias por fortalecernos en la nueva creación en Cristo!