MI MANO ME HA SALVADO
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2025-12-06 03:00:00
Jehová dijo a Gedeón: «Hay mucha gente contigo para que yo entregue a los madianitas en tus manos, pues Israel puede jactarse contra mí, diciendo: “Mi mano me ha salvado.”
Jueces 7.2
La convocatoria que Gedeón hizo a todo Israel reunió a 32 mil soldados, un hecho excepcional para aquella época. Fueron al valle de Meguido y acamparon junto al manantial de Harod. Lo que Gedeón consideraba una pequeña tropa, Dios lo consideraba una gran cantidad. Según el Espíritu de Dios, quien conoce todo mejor que el hombre, tener a todos esos hombres en la guerra sería un problema. No quería que murieran.
Esta es la primera lección que Gedeón recibió del Señor: cantidad no es igual a calidad. Siendo Hombre de guerra, Dios sabía que llevar hombres desprevenidos equivalía a entregar al pueblo al enemigo, porque sin duda obstaculizaría el desempeño de Israel en la batalla. Quien no sabe hacer algo debe pedir orientación a Aquel que creó todas las cosas de la nada y las mantiene en su lugar designado desde el principio (Hebreos 1.2-3). Si ora, el Altísimo le escuchará y le responderá.
Gedeón oró, y el Señor le instruyó que seleccionara a los hombres que irían a la batalla con él. Es como si Dios le dijera: «Limpiemos el grupo, separando a los héroes de los cobardes y miedosos» (Jueces 7.3-7). En la Ley de Moisés, veamos quiénes no podían ir a la guerra: «Después volverán los oficiales a hablar al pueblo y dirán: “¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Que se vaya y vuelva a su casa, para que no apoque el corazón de sus hermanos como ocurre con el corazón suyo.”» (Deuteronomio 20.8).
Dios conoce al hombre mejor que él mismo, pues Él lo creó. También sabe que el pecado de Adán afectó negativamente al ser humano, llevándolo a jactarse de cosas que no hizo y que no estaban dentro de su alcance, tocando la gloria que pertenece únicamente al Todopoderoso. Nunca crea en las justificaciones humanas, porque no corresponden a la Verdad. Es propio de la naturaleza humana exaltarse por sus pequeñas e ineficaces acciones. Sin embargo, Dios nos protege y sabe cómo prepararnos y usarnos. ¡La gloria le pertenece a Él!
El Altísimo entregaría a los madianitas en manos de Gedeón, pero si muchos israelitas lucharan en la guerra, podían jactarse de la victoria, sin reconocer que Dios les había asegurado que derrotarían al enemigo. Cuando decimos, modestia aparte, vencimos las tentaciones solos, nos exponemos a la mentira de que somos la parte fundamental, cuando, en realidad, es el Señor. Dios siempre hace su parte, y por eso ganamos.
Es bueno seguir la guía del Todopoderoso, pero si nos negamos a obedecer Sus mandatos, se nos impedirá usar la autoridad que el Señor ha determinado para asegurar que nuestras órdenes se cumplan. Recordemos siempre: sin Jesús, nada podemos hacer (S. Juan 15.5). Los amalecitas solo encontraron maneras de oprimir a los israelitas porque estaban lejos del Altísimo. Quienes no se acercan a Dios le impiden acercarse a quienes dicen amarlo (Santiago 4.8). ¡Crea y viva!
Nuestra mano jamás podrá librarnos del peligro a menos que estemos bajo el mando de Dios, pues Suyo es el poder que ejercemos contra el diablo y sus ángeles. Somos incapaces de hacer nada por nuestra cuenta. Sin embargo, ¡el Señor nos ama y nos capacita para que seamos Sus instrumentos!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios, nuestra Fuerza y Victoria! No podemos engañarnos pensando que, sin Ti, somos capaces de vencer la oscuridad, pues no somos rivales para luchar contra todos los enemigos que se levantan para destruirnos.
Jesús nos aseguró que todo lo que clamamos en Su Nombre y hacemos conforme a lo que dicen las Escrituras sobre nosotros nos será concedido en el Cielo. Tú proteges a quienes han recibido a Tu Hijo como Salvador y Señor, pues han recibido el perdón de sus pecados, según las promesas del Nuevo Pacto.
Queremos aprender de Ti, incluyendo nuestra parte en la obra, por eso oramos a tiempo para encontrarte. Tú eres nuestro Capitán y nos guiarás al éxito. ¡El hombre jamás podrá operar en el mundo espiritual sin Tu revelación!
