NO SE OLVIDE DE JEHOVÁ

COMPARTILHE
2025-06-12 03:00:00
Cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
Deuteronomio 6.12
La liberación que Dios realizó en favor de los hijos de Jacob, quienes pasaron 430 años fuera de la Tierra Prometida, nunca se debe olvidar. Es un símbolo del período en el que éramos esclavos del Infierno y, por lo tanto, pecábamos. No teníamos idea de la obra realizada por Jesús, que nos liberó del imperio de las tinieblas. Entonces nos predicaron el Evangelio, y dejamos el mundo y sus errores para entregarnos a Cristo (Colosenses 1.13-14).
Hoy disfrutamos de amor y perdón, y la conciencia ya no nos acusa de las transgresiones cometidas consciente o inconscientemente, porque hemos nacido de nuevo (Romanos 5.1; 8.1). Ahora somos criaturas nuevas, superiores a los espíritus tentadores. Nuestra fuerza se encuentra dentro de nosotros para que la usemos en el Nombre de Jesús. De esta manera podremos liberarnos para siempre del poder destructivo del diablo. ¡A Cristo sea la gloria!
El Señor nos dice claramente cómo debemos actuar para mantener nuestra liberación y salvación: «Por tanto, guárdate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.» (Deuteronomio 4.9). Por eso, ¡no retrocedamos nunca ni un milímetro, sino avancemos hasta el final!
El demonio trae tentación a su alma, y al ceder a ella, se abre la puerta de su corazón para que él entre y lleve a cabo la destrucción orquestada por Satanás. No se olvide todo lo que ha visto en el Evangelio, que le da las bendiciones proporcionadas por Jesús en Su muerte. ¡Que nunca se aparten de su corazón! Haga saber esto a sus hijos. ¡Ésta es la orden del Cielo!
Al no guardar los mandamientos, incluso aquellos que le parecen poco importantes, se olvida del Señor, su Dios, Protector y Guía. Si esto sucede, surgirán muchos problemas en su vida y en su familia: «Cuídate de no olvidarte de Jehová, tu Dios, para cumplir los mandamientos, decretos y estatutos que yo te ordeno hoy» (Deuteronomio 8.11). Lea hasta el versículo 20. ¡Observe!
Los predicadores deben entregar todo el mensaje de Dios sin temer el desagrado del pueblo y su separación de la casa del Padre. Sin embargo, tales ministros deben saber que el Señor de la Iglesia es Dios, y no ellos: «Así dice Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mandé que les hablases; No olvides ni una sola palabra.» (Jeremías 26.2).
¡Nuestra responsabilidad es grande! Si caminamos con temor y temblor delante del Altísimo y le obedecemos, veremos que Su yugo es fácil y su carga ligera, como declaró Jesús en Mateo 11.30. Servir a Dios es cumplir Su voluntad y no la nuestra. Nunca debemos alejarnos de Su Palabra, sino más bien amarla con todo nuestro corazón. ¡Somos siervos!
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Señor, nuestro santo Libertador! La obra que Tu Hijo hizo por nosotros fue definitiva, sacándonos de las garras del demonio y transportándonos al Reino de la paz y del amor. Somos liberados y se nos ha ordenado liberar a todos los que Tú nos envíes.
Te damos gracias por Tus mandamientos. Debemos cumplirlos para ser hallados fieles a Ti. ¡Líbranos de las tentaciones de la carne y de los falsos amigos, que vienen a decirnos mentiras bajo las órdenes del maligno!
Deseamos dedicar nuestras vidas a Ti, viviendo para amarte y hacer Tu voluntad. De esta manera traeremos muchas personas perdidas a Tu Reino eterno. Libra a aquellos a quienes el rey infernal convence de que Tú no existes, haciéndoles perder la bendición. ¡Ten piedad, Padre!