TODAVÍA ATEMORIZADO

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2025-12-14 03:00:00

Si tienes temor de descender, baja al campamento con tu criado Fura.


Jueces 7.10

En tan solo unos días, la vida de Gedeón, hijo de Joás, cambió por completo. De ser un hombre tranquilo que buscaba ocultar su cosecha y proteger a su familia —en una época en que los madianitas y otros pueblos del este oprimían y saqueaban a Israel—, pasó a ser visto como el líder responsable de desafiar a enemigos a quienes solo les importaba la aniquilación del pueblo de Dios.

El Señor guió a Gedeón a tomar decisiones drásticas, como derribar y destruir el altar de Baal que su padre había construido para honrar a este dios falso y repugnante. Más tarde, el hijo de Joás convocó a otros israelitas que también deseaban liberar a la nación y a sus familias de la opresión madianita. El ángel del Señor lo visitó y le dijo que luchara contra sus adversarios, que ya estaban de vuelta en los campos para tomar los alimentos que se cosecharían.

¡Gedeón servía a Dios! Todo se acomodó según el plan del Señor para él, pero aún temía que sus oraciones no prevalecieran. Así que el Ángel volvió a ver a Gedeón y le indicó que fuera al campamento madianita para escuchar algo que fortalecería su fe. Llevó consigo a su asistente Fura (que significa “rama”).

Al descender al campamento, Gedeón se sintió alentado por lo que escuchó. Uno de los madianitas contaba un sueño que fortaleció la fe del hijo de Joás. Creía que Dios ya le había provisto de todo lo que necesitaba. La guerra comenzaría y los israelitas saldrían victoriosos. En el sueño, un pan de cebada rodaba por el lugar, derribando y destruyendo las tiendas. Los enemigos comprendieron que Dios los había entregado en manos de Gedeón.

Tras escuchar el sueño, el líder israelita regresó a su campamento, despertó a los soldados y los animó a derrotar a sus oponentes, pues ya no tenía dudas ni temores. Sabía que el Señor solo esperaba la acción de sus elegidos para darles la victoria. Cuando entendemos, a través de la Palabra, que nada detendrá nuestro progreso, debemos actuar conforme a lo que las Escrituras dicen sobre nosotros. El momento de actuar es ahora. El que se acobarde será avergonzado ante el tribunal de Cristo (2 Corintios 5.10, 11). ¡Estén alerta!

Los mandatos del Señor para nuestras vidas son claros. Por lo tanto, no podemos permitir que el diablo nos infunda temor. Jesús nos dio la salvación y nos llamó al ministerio. Quienes no usen Su Nombre para continuar Su obra sufrirán en el juicio de aquel Día. Miles de millones de personas en el mundo aún no conocen al Salvador. ¡Nuestra obligación es guiarlas a Cristo!

Imaginen si las personas de generaciones pasadas, cuando no existían las comodidades que tenemos hoy, y los viajes de un continente a otro eran largos y se hacían en barco, soportando tormentas e incluso naufragios, hubieran dicho: «Señor, no hay manera de obedecerte». ¿Qué pensaríamos de ellas? No importa la distancia ni la condición de la nación adonde Dios nos llevará, ni si los nativos son violentos o no. ¡El Id es la gran misión que debe guiar nuestras vidas!

 

En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios, nuestro General! Debemos ir adonde nos envíes para llevar el mensaje de vida eterna a todos, para liberarlos de las creencias y doctrinas diabólicas que abundan en el mundo. A Ti te decimos: "¡Aquí estamos; úngenos para que hagamos lo mejor y envíanos!".

     Queremos actuar como Jesús, predicar como Él predicó y enseñar como Él enseñó, mostrando Tu poder y amor. Si no vamos, Tu voz nunca se escuchará y la gente no comprenderá que, para ser salvos, deben invocar Tu santo Nombre.

     Envíanos a hacer lo que Tú deseas: liberar a los oprimidos y sanar a los enfermos en alma, cuerpo y espíritu, porque, como Jesús hizo, también debemos hacerlo, para que todos puedan conocerte verdaderamente. ¡Señor, queremos servirte ahora!