LA RESPUESTA DEL MAESTRO

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2025-04-25 03:00:00

Jesús le dijo: —Mujer, créeme que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.


San Juan 4.21

Jesús dijo que todo el que pida algo en Su Nombre será escuchado, y esto nos lleva a creer en Él. El Salvador no nos dificultó ir al Padre, siempre y cuando usemos Su Nombre: Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo. (S. Juan 16.24). Es hora de esforzarnos para acceder a las bendiciones del Altísimo. Así que ¡seamos rápidos para pedir y también para agradecer!

En la Sagrada Escritura encontrará mil razones para poner su fe en el Maestro. Sus peticiones hechas en Su Nombre serán atendidas según el corazón del Padre y no del hombre. Cada promesa bíblica tiene el sí del Salvador, así que puede reivindicarla. Para ello, lea la Palabra y medite en ella. En Cristo, usted es más que vencedor sobre todas las cosas (Romanos 8.37).

En el mundo, hay muchas cosas que parecen que vienen de Dios, pero no son más que especulaciones de personas que inventan premisas a partir de sus corazones perdidos en ofensas. Ahora bien, no importa el título que alguien reciba, sino lo que el Altísimo promete a quienes le dan crédito. Jesús dijo: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (S. Mateo 11.28).

La mujer samaritana le preguntó al Maestro por el lugar adecuado para adorar a Dios. Como su pueblo no era judío, pero afirmaba ser también de Dios, señaló el monte Gerizim para esta práctica. Cualquiera que quiera vivir bien necesita creer en las Escrituras y abandonar las enseñanzas religiosas. Cristo declaró: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (S. Mateo 24.35). ¡La Palabra del Señor es eterna!

Jesús fue claro al decir que el acto de adorar a Dios no dependía de estar en un lugar específico. Por ejemplo, nada sería mejor o peor si fuera en Jerusalén, aunque fuera la ciudad del Gran Rey. De hecho, el verdadero culto debe hacerse en espíritu y en verdad (S. Juan 4.24). Las religiones sugieren lugares especiales, pero lo que importa es que se haga con corazón, alma y fuerza. De ese modo, ¡llegará la bendición!

Adorar a Dios no consiste en llenarlo de palabras bonitas y sentirse importante. Este acto es semejante a recibir alimento para el cuerpo, pero es nuestro espíritu el que se eleva y nos acercamos al Señor. El Altísimo es un verdadero Padre y Le encanta atraernos a Su presencia. Él nos fortalece para que oremos con poder de lo Alto y para que pongamos al diablo bajo nuestros pies (Romanos 16.20). ¡Crea para que pueda vivir la fe!

La hora mencionada por Jesús en el versículo ya ha llegado. Él ha despojado al diablo y a las fuerzas del reino de las tinieblas, que ya no pueden impedirnos hablar con el Padre que está en el Cielo. Cuando estamos bajo el mando del Señor, le adoramos en nuestros corazones, hablando de Su amor que nos ha concedido y de nuestra confianza en Él. En Cristo Jesús, ¡amamos a Dios!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Señor, nuestro Padre! No importa dónde estemos, la maldición que nos impedía venir a Ti ha sido rota, ¡y el camino está abierto para que vayamos a Ti, alabándote y engrandeciéndote!

La mujer tenía dudas sobre dónde adorarte, pero Tú le enseñaste que no se trata del lugar, sino del propósito: en espíritu y en verdad. ¡Así tendremos Tu ayuda y saldremos victoriosos de nuestras batallas!

Ahora, alzamos nuestras voces contra todo lo que intente impedirnos hacer lo que Tú quieres que hagamos. Dios, glorifícate con nuestras acciones. Que demos buen testimonio y honremos Tu santo Nombre. ¡Te agradecemos que nos digas la Verdad!