LOS AVERGONZADOS POR LA IDOLATRÍA

COMPARTILHE
2025-04-29 03:00:00
Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla, los que se glorían en los ídolos. Póstrense ante él todos los dioses.
Salmo 97.7
La Biblia prohíbe el uso de imágenes, así como el culto a cualquier santo o milagrero. El único que debe ser adorado está en la respuesta de Jesús al diablo, cuando le mostró los reinos del mundo y su gloria, diciéndole: Todo esto te daré, si postrado me adoras. (S. Mateo 4.9). Mire qué atrevido es el engañador, pues tentó incluso al Maestro ofreciéndole un trueque: ¡Jesús le adoraría postrado y el enemigo le daría todo eso!
Nunca debemos considerar las propuestas del diablo. Quien acepta su favor pagará un alto precio. Podemos estar seguros de que el adversario no favorece a nadie, pues solo ha venido a matar, robar y destruir. Al oír la propuesta del maligno, Jesús respondió: Vete, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y sólo a él servirás.” (S. Mateo 4.10). ¡Vele y ore!
El decreto ha salido del trono de Dios y dice claramente a los adoradores de imágenes de talla, así como a quienes las diseñan, fabrican, venden o tienen en sus casas, que están bajo la autoridad del maligno. El Señor rechaza esta práctica, que lleva a los idólatras a sufrir las consecuencias de sus actos. El Altísimo decretó: »No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. (Éxodo 20.4).
Adán no cumplió la orden de Dios y comió del fruto, por lo que fue expulsado de la presencia de Dios. Del mismo modo, quien no obedece al Creador está bajo la autoridad del rey de las tinieblas: No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen (Éxodo 20.5). Aborrecer al Altísimo, que solo quiere nuestro bien, ¡trae mucho daño!
Quien invoca las fuerzas del Infierno está bajo la maldición decretada por el Altísimo en las Escrituras. En el Salmo 115, después de decir que todo ídolo carece de valor -tiene ojos y no ven nada; tiene oídos, pero no oyen, y sus manos no tocan-, el autor dijo: Semejantes a ellos son los que los hacen y cualquiera que confía en ellos. (Salmo 115.8). ¿Por qué la gente se interesa por lo prohibido? ¡Dios lo sabe bien!
Los que confían en los ídolos se darán cuenta de que han cometido el peor error de sus vidas cuando estén ante el Tribunal de la eternidad, por haber rechazado el Pacto del Señor. ¿Cuál será entonces su destino? Oirán la voz del Altísimo que les dirá: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles (S. Mateo 25.41). ¿Por qué no creer en la Verdad?
En el Gran Día, los llamados dioses se postrarán ante el Salvador, implorando su favor, pero será demasiado tarde. Hoy es el día de tomar la decisión correcta: aceptar a Jesús como Salvador y Señor. No hay nada mejor que reconciliarse con Dios, Creador de todo, porque de Él venimos y a Él volveremos.
En Cristo, con amor,
R. R. Soares
La Oración de Hoy
¡Dios, único Señor! ¿Por qué algunas personas, aunque tienen el testimonio de la Verdad, no se postran ante Ti ni confiesan que son pecadores? Se pierden Tu amor, que podría hacerles felices para siempre. ¡Ayúdales a conocerte!
Tu Hijo, nuestro Salvador, dijo que debemos nacer de nuevo, salir de las garras de Satanás y ser transportados a Tu Reino de amor. Por desgracia, ¡hay gente que prefiere correr el riesgo de perderse viviendo una vida promiscua!
Queremos convertirnos en ciudadanos del Cielo, pero nada de lo que digamos mejorará nuestra situación, salvo que estamos perdidos. Por eso necesitamos aceptar la salvación y el nuevo nacimiento. A causa de los pecados en los que vivíamos, no tenemos nada que ofrecerte, ¡pero haznos Tus hijos y siervos fieles!