PROFECÍAS ACERCA DE TI

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2025-05-14 03:00:00

 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que, conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia.


1 Timoteo 1.18

Pablo le escribió a Timoteo, un joven predicador a quien llamaba su hijo, porque lo consideraba especial por haber aceptado a Jesús y respondido al llamado de Dios a ser ministro del Evangelio (Hechos 16.1-3). Felices las personas que reciben el llamado ministerial, se presentan y se disponen a llevarlo a cabo. Algunos aún no han despertado para asumir la tarea recibida del Señor, ¡y esto les hace vivir mal!

No hay nada mejor que sentirse en paz con el Todopoderoso, haciendo lo que Él tiene destinado para uno. Aquellos que participan en el ministerio de la iglesia y se esfuerzan por conocer más acerca de la Palabra de Dios hablarán como Isaías: Después oí la voz del Señor, que decía: — ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: — Heme aquí, envíame a mí. (Isaías 6.8). ¡Sin duda esta persona será especial en el Reino de los Cielos!

Pablo fue duro con Timoteo, porque consideraba que, debido a su juventud, éste sería propenso a encantarse con las ofertas del mundo y a despreciar la obra de Dios. Reflexione sobre la decisión de renunciar a tantas cosas, priorizando el llamado del Todopoderoso. Las Escrituras declaran: De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, (Juan 3.16a) No tenía otro Hijo que muriera crucificado por nosotros, para que pudiéramos ser salvos. ¡Dios dio prioridad a la salvación de la humanidad!

El Padre llama a algunos de Sus hijos para que vayan por el mundo, a evangelizar a los perdidos. Hay quienes son llamados a pastorear el rebaño, a enseñar la Biblia, a ejercer el ministerio profético o como apóstoles. Otros se dedican a desarrollar los dones y funciones menores que ofrece la obra. Sin embargo, muchos rechazan la invitación porque tienen que cuidar de su familia o quieren llevar a cabo un proyecto personal. ¡Los que son aprobados dicen “sí” al Señor!

Pablo habla de las profecías, porque toda la revelación de Dios viene en forma de profecía y marca la diferencia. Algunas personas, sin embargo, intentan olvidarlas. Ahora bien, si el Creador le llama para darle al mundo la oportunidad de escuchar el Evangelio y conocer a Jesús, ¿por qué no se presenta ante Él y le dice: “Aquí estoy, para que me envíes adonde quieras”? Algunos siguen haciendo como Jonás, que tomó el camino opuesto y se dirigió a la bodega de la nave, huyendo de Dios (Jonás 1). ¿No podía ver hacia dónde iba?

        Cuando leemos la Biblia o escuchamos un sermón sobre un tema, nos conmueve tan intensamente que no podemos negar que el Señor nos ha hablado. Los afanes de la vida, el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas nos impiden tomar la decisión correcta (S. Marcos 4.19). Aquellos que aman a Dios, armados con la guía del Padre celestial, se proponen cumplirlo. Ahora bien, ¿qué sucede con alguien que huye del Señor después de haber sido elegido para llevar a cabo una tarea?

Tenga siempre presente todo lo que el Altísimo le ha hecho saber acerca de la preparación para hacer Su voluntad y decídase a obedecerle. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él. (S. Juan 14.21). No juegue con la misión recibida del Señor. ¡Haga lo que Él tiene destinado para usted y recibirá las bendiciones que le esperan por la eternidad!

 

En Cristo, con amor,

 

R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de las profecías! Desde que empezamos a prestar atención a Tu Palabra, Tu amor nos ha rodeado de bondad y protección, ¡para que podamos ir al mundo y hacer las mismas obras que Jesús, Tu Hijo, hizo en los tres años y medio que vivió entre nosotros!

¿Por qué cambiar la misión más sublime dada por Ti por algo que no tiene ni olor ni color real? Tú eres nuestro Ayudador y Señor, por eso nunca seremos engañados por el diablo, sino que buscaremos cumplir Tu maravilloso plan. ¡Utilízanos!

Que podamos seguir Tus mandamientos con alegría, incluso si perdemos lo que el mundo nos ofrece: dinero, placeres y vanos reconocimientos. Deseamos dedicarnos a Tu propósito; ¡después de todo, el celo por Tu obra debe consumirnos!