Las personas de todas las épocas son iguales cuando se trata de querer saber sobre prácticas permitidas y prohibidas. Sienten la necesidad de comprender cómo actuar para agradar a Dios y no defraudarle. En este caso, lo mejor es leer la Biblia, ya que así se despejarán todas las dudas. Si conocen las Escrituras, harán lo correcto. El Señor nunca dará un consejo equivocado.

En este consejo, Pablo se está refiriendo a sí mismo, porque más adelante dice: Quisiera más bien que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando. A los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido. (1 Corintios 7.7-10). Está claro en la Palabra que el matrimonio es santo y que todo lo que ocurre dentro de él debe serlo también. David declaró: Herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. (Salmo 127.3). Si los salvos no se casan ni tienen hijos, nunca veremos su descendencia.

Vivimos en un mundo en el que el erotismo se ha utilizado en los medios de comunicación e incluso en la redacción de leyes. Por eso, como dijo el apóstol, cada hombre debe tener su mujer y viceversa, para que les sea más difícil entregarse al libertinaje. La Palabra solo permite lo siguiente: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. (Efesios 5.31). ¡Unión santa!

Con el fuerte atractivo de la sensualidad, es prudente estar casado para evitar caer en pecado. Además de consumar una relación extramatrimonial, Jesús dijo que cualquiera que mire a una mujer y la desee, o a un hombre, es adúltero y será excluido del Reino de Dios: Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón (S. Mateo 5.28). Sin embargo, ¡el Señor puede librarnos de la tentación!

Los que no conocen la Palabra de Dios y no pueden controlar sus deseos, sobre todo si no están casados, son propensos a la fornicación. La carta a los Corintios nos informa del perjuicio de los adúlteros (1 Corintios 6.9-10). El apóstol Juan declara que los fornicarios -personas solteras o viudas que mantienen relaciones sexuales- probarán la segunda muerte, la condenación eterna (Apocalipsis 21.8). Si Jesús regresara hoy, ¿cuántos se perderían?

Imaginemos a los que no comprenden el plan de Dios y deciden no casarse. Algunos, en una situación de abstinencia sexual, porque sus mentes ya están pervertidas, llegan a cometer crímenes de esta naturaleza. ¿Qué será de ellos? En las próximas lecciones, refiriéndonos al capítulo 7 de la carta a los Corintios, estudiaremos más versículos sobre esto y concluiremos que es mejor elegir el matrimonio que luchar contra los propósitos de Dios.

Espero que sigan los mensajes en los que abordaremos la importancia de que hombres y mujeres se unan en matrimonio y sean fieles. Recuerde: todos compareceremos ante el tribunal del Señor: Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Corintios 5.10). ¡Prepárese para vivir al más alto nivel!

        En Cristo, con amor,

        R. R. Soares