UN GRAN PRIVILEGIO

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2025-03-23 03:00:00

¡Jehová de los ejércitos, bienaventurado el hombre que en ti confía!


Salmo 84.12

Cuando leemos la Biblia, vemos que las personas que confiaban en Dios veían cómo su suerte cambiaba para mejor, tanto en su vida material como espiritual, con la certeza de la vida eterna. Se convirtieron en vencedores sobre todas las cosas. Cuando examinamos lo que les sucedió, la razón por la que eligieron tener fe en el Creador, vemos el cambio en sus vidas, porque empezaron a respetar a sus vecinos, las leyes y a rechazar el mal. 

Abraham, uno de los muchos agricultores de éxito del Oriente, rechazó la doctrina idólatra que imperaba en su nación. Así que un día oyó que Dios le ordenaba dejar su tierra y su familia e ir a un lugar que se le mostraría (Génesis 12). Partió sin saber adónde iba, pero siguió confiado en que el Todopoderoso no le dejaría solo, sino que le guardaría e incluso haría de su familia un pueblo fuerte e invencible.

El patriarca fue puesto a prueba hasta el límite. En aquel tiempo, el Señor le había prometido un hijo, pero su mujer era estéril. A los ojos del hombre, Sara no sería capaz de concebir ni dar a luz, porque ya había pasado el tiempo propicio para eso. Sin embargo, Abraham se mantuvo firme, sin dudar nunca de lo que el Altísimo le había dicho. Entonces, cuando su mujer tenía 89 años y él 99, la promesa de Dios se cumplió (Génesis 17.15-17).

Isaac nació de un hombre centenario y una mujer nonagenaria. Este hecho maravilloso hizo que Abraham celebrara el día en que el niño fuera destetado. Increíble: ¡una mujer de casi 90 años da a luz y sigue amamantando a su hijo! ¡Nuestro Dios es tremendo! Cumple todo lo que promete. Ponga su confianza en el Señor y vea lo que Él hará por usted y su familia. Los años pasan, pero Dios nunca envejece y nunca olvida lo que dice.

Isaac nació de padres ancianos, fue amamantado por su madre y nunca se supo que padeciera enfermedad alguna. Ahora, las operaciones del Señor están llenas de Su amor y sabiduría. Isaac vivió 180 años, gozando de salud y paz, siendo el heredero de la promesa hecha a su padre (Génesis 35.28). Los salvos tienen que aprender a vivir como aquellos que pusieron su fe y su amor en el Señor. Los siervos del Altísimo le invitan a confiar en Dios de todo corazón.

Un ejemplo de honor y sabiduría fue Jacob. Al nacer, puede entenderse que su hermano lo jaló y salió antes que él (Génesis 25.19-26). Dios ya le había dicho a Rebeca, la madre de los niños, que el mayor serviría al menor. Así que Jacob esperó al día adecuado para reclamar su bendición: cuando Esaú regresó de cazar y le vio preparando un guiso de lentejas. Le pidió un poco de esa comida, y ambos negociaron. Esaú vendió su primogenitura a cambio de la comida (Génesis 25.27-34).

Hay otros ejemplos de personas que sirvieron al Altísimo y tuvieron éxito. El versículo que estudiamos dice que bienaventurado es el que pone su confianza en el Señor. Así que le pregunto: ¿ha hecho esto? Si es así, ¡siempre tendrá éxito en sus empeños y nadie le hará frente!

 

        En Cristo, con amor,

 

        R. R. Soares


La Oración de Hoy

¡Dios de la bienaventuranza! Te agradecemos por la oportunidad de que Tu poder actúe en nosotros. Así podemos ser felices. Los que ponen su confianza en Ti nunca serán abandonados. ¡Tú eres fiel!

Tú eres el Señor de los Ejércitos, las fuerzas invencibles que nos atenderán y ayudarán si cumplimos las condiciones bíblicas. Nuestro amor por Ti nos hace triunfar en esta vida y en la venidera. Padre, ¡Te amamos con todo nuestro corazón!

Dios, Te alabamos porque podemos participar en Tu obra. Nos das todas las cosas porque nos amas. ¡Que Tu propósito en nuestras vidas nunca cambie! Sin duda, somos Tuyos y lo seremos siempre. Lo que importa es que somos miembros del Cuerpo de Cristo. ¡Amén!